lunes, 8 de julio de 2013

LAS VOCES EN MIS PIES

Tuve el sueño más raro de toda mi vida, llevo dice horas despierta y la horrible sensación que dejó en mí, aun sigue. Mi sueño comenzó estando yo en casa de mis padres con mi antigua cama pero en la habitación de la casa donde ahora vivo, estaba dormitando cuando escuché el llanto de un bebé, para mi sorpresa estaba a mi lado y era de madrugada, la ventana de la habitación estaba entre abierta y el viento movía las delgadas cortinas (en realidad mi habitación está en medio de la casa y no tiene ventanas pues la diseñé especial para sobrellevar mis estados de migraña). El bebito tenía ropa tipo rompe vientos en color azul marino con unos vivos en color naranja, lo tome en mis manos y noté que tenía sucio el pañal, me dispuse a cambiarlo, era un niño muy dócil, enseguida se sintió cómodo, lo recosté en la cama pensando en salir a buscar a su madre o alguien que me explicara el por qué estaba en mi cama ese bebé, entonces noté que en el otro extremo de mi cama estaba un hombre, dormía a pierna suelta, me pareció algo familiar por lo que le encargué al bebé, no me respondió solo se acomodó, salí de la habitación y llegue al jardín de un hospital, era de tarde y a lo lejos se reflejaba la luz de lo que prometía ser un bello atardecer, llevaba mis manos ocupadas por varias maletas, entonces mi mejor amigo Dany, me dijo que no había nada de que preocuparse, que mis hijos ya estaban a salvo y que su abogado se encargaría de los tramites de adopción pues nadie reclamó al bebé; dejé las maletas en una jardinera y entonces seguí a Dany escaleras abajo... 
Hacía mucho frío, seguimos caminando y poco a poco fui perdiendo interés en su charla, cuando me di cuenta, estaba sola en un camino ancho, con árboles enormes a cada lado del camino, parecía un bosque espeso y estaba algo oscuro; de mi lado izquierdo además de los árboles, había recargadas sobre ellos, unas piedras grandes, como fragmentos de lozas de sepulcro, lo verdoso de las lozas me decía que el lugar era muy húmedo y que llevaban mucho tiempo ahí, del otro lado del camino, había apenas un pequeño bordo con pasto pequeño y unas cuantas flores silvestres, de ese mismo lado, inmediatamente después de los árboles, parecía haber un abismo, aunque según yo recordaba que era un viejo camino que conducía al otro lado, como si fuese un túnel, comencé a correr sobre el camino de lado a lado como para tomar impulso y saltar para pasar hasta el otro lado del túnel; entonces se acercó un "compañero" mío, para entonces ambos portábamos chamarras de color negro con vivos rojos, era como una especie de uniforme, él me dijo que no saltara, pues el camino de abajo (el del túnel) era muy peligroso, que justamente ese fue el lugar donde nos emboscaron, se sorprendió cuando le dije que ya no recordaba nada, total que ambos saltamos y al llegar al otro camino, pude ver que éste colindaba con un terreno de cultivo rodeado de árboles no tan grandes, empecé a sentir frío de nuevo y noté que estaba descalza sobre la tarjea que también rodeaba al terreno, estaban regando pues había mucha agua, entonces ya no tenía puesta la chamarra, ahora me vi en unos pantalones en color gris, deportivos de tipo rompe vientos con un sin fin de bolsas en los costados, mi camisa era azul cielo tipo polo y tenía emblemas bordados en las mangas, en la espalda y enfrente, mis pies descalzos estaban llenos de lodo y por un momento era como recordar los tiempos en que de niña visitaba los terrenos de cultivo de mi abuelo, recargada en un árbol, noté que el camino que era del túnel, en realidad era una tarjea (canaleta) solo que muy ancha y estaba llena de agua, el agua era un  poco turbia; mientras mi compañero me apuraba para salir del lugar, empecé a escuchar voces, solo que las escuchaba desde mis pies, entonces fijé mi atención en el agua y por debajo de la superficie, se movían lo que parecían troncos de árboles viejos y secos, pero yo los veía como monstruos que esperaban la noche para salir y decían mi nombre, no el que tengo, decían un nombre que supuestamente yo, era el mío, seguí a mi compañero descalza; sobre el bordo de la canaleta y en cada pisada mía escuchaba muchas voces, subimos una escalinata angosta y llegamos a una plataforma que rodeaba a la tarjea y al terreno de cultivo, la plataforma era parte como de la banqueta o corredor de un viejo edificio, con muchas aulas de clases, el edificio era color gris, del mismo color del cemento con el que fue hecho, estaba lleno de grafitis de muchos colores, mi compañero estaba vestido de cabo a rabo, yo seguía caminando con los pies descalzos y escuchando voces, solo que ahora eran más claras, me decían -¡sal de aquí!- -Lía debes irte!- -¡no!¡se hace tarde!- -¡vete!- 
Mi compañero y yo charlábamos sobre qué camino sería mejor tomar; a lo lejos vimos que se acercaba una motoneta con dos sujetos vestidos de azul y gris como nosotros, la luz de la motoneta era débil, lo que indicaba que aun había luz de día, seguimos caminando, a mi compañero le pedí que nos detuviéramos a buscar un par de tenis para mi, el frío del piso era horrible, me dijo que mejor abordáramos a los "compañeros" que se acercaban, asentí y seguimos, los de la moto prácticamente nos enseñaron por dónde debíamos salir de ese lugar, entonces empezamos a escuchar gritos y llantos que provenían de alguna de las aulas, las cuales no tenían ventanas, solo puertas grises muy grandes, nos miramos y decidimos que era mejor salir de ahí lo más pronto posible, perdimos de vista a los chicos de la motoneta y no supimos dónde se metieron, entonces llegamos a un sitio parecido a una recepción, había un chico muy delgado, vestido de gris, con unas ojeras muy pronunciadas, le pregunté por lo que sucedía y solo alzó los hombros con una sonrisa un poco inquietante, mi compañero y yo seguimos caminando en busca de la salida, solo que ya no estábamos sobre el corredor, ahora frente a nosotros estaban varias puertas y pasillos y no sabíamos cuál tomar, dimos vuelta a la izquierda siguiendo el halo de luz que alcanzaba entrar de no sé por dónde, cuando de repente, una escalofriante voz detrás de nosotros gritó -¡corre!- 
Acto seguido me desperté muy asustada, mis pies estaban fríos... Todavía tengo miedo y mucho frío y solo sé que ésta noche, no quiero dormir.

Lía, nombre femenino de origen hebreo "leah", su significado es "aquella que está cansada" o "aquella que es lánguida". 

Erandy Alejandra D/Reservados México 2013
Imagen de la red